La reconquista de Mompracem

Título original: La riconquista del Mompracem (1908)
Autor. Emilio Salgari
Serie: Los piratas de la Malasia nº 8
Colección: Lo mejor de Emilio Salgari nº 19
Edita: Nauta, 1972
Finalmente, tras años de exilio, Sandokan y los viejos Tigres de la Malasia se disponen a recuperar SU isla, Mompracem, de las manos del sultán de Varauni, que la recibiera después de que la alianza entre varias potencias coloniales corrieran a los piratas , allá por el libro Sandokán.
El problema es que, sencillamente, el plan no se sostiene de ninguna manera. Todo depende que Yañez se haga pasar DE NUEVO por OTRO DIPLOMATICO BRITANICO mientras mina secretamente las bases del gobernante de turno mientras le profesa frases de la mayor amistad y se mantiene con un aplomo y sangre fría impecable ante cualquier acusación en su contra. DE NUEVO.
No sé ustedes, pero si yo fuera sultán en esa zona del mundo dentro del universo salgariano, no dejaría acercar a ningún embajador o cónsul británico a menos que lo rodee con veinte guardias ne marca personal. Porque es casi seguro que será Yañez de Gomera.
En este caso, amén de repetitivo, que el secreto se mantenga es casi implausible. Tras secuestrar el barco donde iba el cónsul británico, los marineros LLEGAN A LA CIUDAD DEL SULTAN mientras Yañez mantiene la farsa y queda clarísimo que, cuando menos, el “cónsul” anda en algo muy turbio. Que no lo detengan en dos segundos es directamente o sinónimo que le sultán es un oligofrénico o que Salgari quiere que las cosas se resuelvan porque... bueno porque son los buenos.
Y Sandokan vuelve a ser el convidado de piedra de su historia, apareciendo al final casi como para justificar el nombre. Se nota que, a esa altura, Salgari seguía exprimiendo la vaca de su personaje exitoso, pese a que realmente ya no le interesaba mucho.
Eso sí, la escena final, tras recuperar la isla, con los dos amigos ex piratas ya veteranos recordando su pasado es memorable. Si la serie terminaba en esa escena, yo me daba por satisfecho.
Y el personaje de Lucy van Harter, la pasajera holandesa que ayuda a Yañez en la historia, es maravilloso y merecía que tuviera más espacio que el que consigue en ese libro.
O sea, en síntesis, vale la pena por ver a Mompracem recuperada. Pero definitivamente es el peor libro de la serie de Sandokán que me ha tocado leer hasta ahora.
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